Día 3 – La llama que arde e ilumina



Gummersbach, 23 de junio de 2025

El instante

El pincel vacila un segundo antes de hundirse en el rojo. La mano que lo sostiene no tiembla, pero duda. Frente a nosotros, una tela blanca comienza a llenarse de símbolos: multitudes de colores, una llama viva y una consigna escrita en muchos idiomas: “Freedom"... Luego se decidió que la pintura colectiva se llamara "Freedom of the press is like a flame — it burns, but it illuminates.” Yo pensaba que otro buen título podría ser: "La prensa guía al pueblo". En todo caso, como describe mi colega Vitas de Lituania, la pintura evoca la idea de la Cueva de Platón.

La escena se repite varias veces desde distintos ángulos. Nadie habla. Solo el sonido del agua turquesa donde los pinceles se limpian como si olvidaran brevemente todo lo que han absorbido del mundo.

El pensamiento

¿Qué significa sostener esa llama cuando ya no calienta, solo duele? ¿Cuándo ilumina tanto que encandila al poder? Hoy hablamos entre otras cosas de medios sostenibles, de las condiciones que hacen posible el ejercicio de un periodismo libre, honesto, incómodo. Sostén del proyecto liberal y democrático. Yo menciono el abismal desbalance de las plataformas frete a los medios y a los países (Alphabet, matriz de Google, la mayor agencia de publicidad del mundo tuvo ingresos de 350 mil millones de dólares en 2024. El NYT, "apenas" genera 2.600 millones de dólares. Con todo esto, ya no puedo dejar de pensar en el miedo.

En Ecuador, en América Latina, la sostenibilidad de los medios no se mide solo en modelos de negocio: se mide en funerales, en chalecos antibalas, en redacciones vacías. El arte que pintamos hoy parece ingenuo. Pero también lo parecía la esperanza en 1979. Y sin embargo, volvimos a comenzar.

El detalle invisible

En el rotafolio de una dinámica de grupo, mi colega de México escribió con preciosa letra infantil una pregunta que nadie se atrevió a responder del todo:

¿Por qué la libertad de expresión está en el centro del liberalismo?

Le pedí permiso para hacerle una de las foto que acompaña a este post. Era una pregunta incómoda. Como casi todas las que valen la pena.

El eco

Hay una frase que se ha quedado conmigo desde la adolescencia:

“No se puede vivir sin fuego. Solo los muertos ya no arden.”

Hoy la libertad de prensa —en manos de jóvenes con acrílicos, pinceles y dudas— volvió a arder. No como un incendio, sino como una vela en medio de la oscuridad. Bastará con eso, por ahora.

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