Día 4: La libertad también se cuida

En Gummersbach, hoy hicimos una pausa sin dejar de avanzar. Fue un día para mirarnos hacia dentro, para reconocer que el periodismo —ese oficio de riesgo y de sentido— también necesita respirar. No es solo el cuerpo el que se agota: es el alma, la voluntad, la palabra. Y sin palabra no hay periodismo. Y sin periodismo no hay libertad. La mañana fue para hablar de burnout, ansiedad, miedo. Pero también de lo que sostiene: las redes de apoyo, la terapia, el reconocimiento de que estar bien no es un lujo sino una forma de resistencia. Aya Mhanna nos habló desde la experiencia y el cuidado, nos recordó —como quien enciende una luz sin aspavientos— que proteger la libertad de prensa empieza por cuidar a quienes la ejercen. Luego vinieron las preguntas de siempre, esas que no se agotan porque tampoco se resuelven del todo: ¿dónde está el poder?, ¿quién controla el relato?, ¿qué amenazas enfrentan los medios? En el grupo latinoamericano —rodeado de colegas que ya no son extraños— hablamos ...