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Mostrando las entradas con la etiqueta Ecuador

Democracias blindadas con cinta adhesiva

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El atentado contra el senador y precandidato presidencial colombiano Miguel Uribe no solo conmociona: confirma. Confirma que en América Latina, el crimen político no es un exabrupto del pasado, sino un método vigente, un recurso táctico en una guerra que no cesa. Porque en esta región —tan dada al eufemismo como a la sangre— matar a un candidato sigue siendo una forma de disputar poder. Uribe fue baleado en Bogotá por un menor de edad que, según las primeras versiones, podría estar vinculado a estructuras criminales con más conexiones que un político en campaña. ¿La cereza del pastel? La Fiscalía no descarta la participación —activa, pasiva o complaciente— de miembros de la propia fuerza pública. Todo muy latinoamericano: aquí los chalecos antibalas te los vende el mismo que entrega tu ubicación. El episodio, por supuesto, nos remite —con escalofrante familiaridad— al asesinato de Fernando Villavicencio en Ecuador, a plena luz del día, en un mitin electoral y frente a cámaras. También...

Ecuador 2025: Noboa, las bandas y el espejismo del ‘Bukelismo andino’

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Cuando camino por la avenida Colón, donde Quito todavía huele a pan y neblina, el eco de los disparos en Guayaquil parece un sonido llegado de otro planeta. Pero las cifras se encargan de recordarnos que ese planeta se ha mudado al vecindario: 44,5 homicidios por cada 100 000 habitantes convirtieron a Ecuador en líder regional del horror en 2023 y 2024, superando con holgura a México y Honduras. Esa estadística no es solo un telón de fondo: es la banda sonora desafinada de la reciente investidura de Daniel Noboa, un presidente que ha jurado dos veces en 18 meses y que ahora, con un mandato completo, tiene la oportunidad (y el deber) de demostrar que su proclamado “conflicto armado interno” es algo más que un eslogan pintado con brocha militar. De la paz narca de Correa al polvorín de hoy Para entender el presente convulso, hay que retroceder a 2006, cuando Rafael Correa optó por una negociación pragmática con los Latin Kings y los Ñetas. Durante un tiempo, funcionó: en 2017...

Ceremonia de los retornos: Crónica en forma de círculo incompleto que insiste en cerrarse

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I Son las siete y treinta de la mañana y Loja se despereza con una luz de cobre bruñido: amarillos profundos, sombras nítidas y el aire serrano perfumado de cedrón recién machacado. A las seis en punto despegué desde Quito -un café de aeropuerto mal servido en la mano, la sonrisa nerviosa de mi esposa Verónica al costado y el bajo de mi hijo Gabriel colgado como mochila de viaje- rumbo al sur del Ecuador. El avión quebró la bruma capitalina y, en cincuenta minutos, nos soltó en el pequeño aeropuerto de Catamayo. Una SUV blanca piloteada por el mismísimo Julio Jaramillo serpenteó hasta Loja mientras el sol rompía sobre las laderas; yo, entre maletas y expectativas, repasaba mentalmente las décadas que me trajeron a este umbral. Ya en la tarde, frente al Auditorio Mayor de la UTPL, sostengo una bolsa de toga y birrete y pienso: "Vaya manera de plantarle cara a un sueño que tardó treinta y seis años en cuajar". II Retrocedamos a 1989: en la Central, Facultad de Comunicación Soci...

Unos anticuerpos llamados “Anticorreismo”

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En un país donde la política parece girar en torno a un solo apellido, el anticorreísmo sigue siendo el pegamento improbable de una mayoría sin forma pero con fondo. ¿Hasta cuándo se puede vivir votando en contra de algo —o de alguien— sin saber realmente a favor de qué estamos? La respuesta evidente: Hasta que Correa deje de merodear la política ecuatoriana como un acosador nocturno. El pasado 13 de abril, en la segunda vuelta de las elecciones presidenciales de Ecuador, ocurrió otra vez: el correísmo perdió. Lo que parecía casi imposible en el tablero político —una candidatura con estructura, base militante, maquinaria electoral y una líder sin pasivos judiciales como Luisa González— fue barrido por un presidente en funciones, con un partido armado desde el poder, sin ideología, con pasivos críticos, pero con una habilidad notable para no ser Correa. Y no lo digo yo. Lo dijo el propio Daniel Noboa al declarar que “el anticorreísmo no representa la mayoría de mi votación”. Qué curioso...