Entradas

Mostrando las entradas con la etiqueta diario estoico

Veinte minutos tarde: el fracaso como espejo (estoico)

Imagen
  Hay días que parecen intrascendentes… hasta que te dan una lección de vida sin avisar. Hoy fue uno de esos. Y la clase duró exactamente veinte minutos. Tenía una cita importante. De esas que uno no debería —no puede— perderse ni llegar tarde. Pero decidí jugar con el tiempo como si fuera un niño con un encendedor cerca de un charco de gasolina. Salí con lo justo. Justísimo. Ese “justo” que en realidad significa: confío en que el mundo se alinee a mi conveniencia. Spoiler: el mundo no lo hizo. Se acumularon pequeñas tragedias urbanas que, juntas, armaron un coro griego de advertencias: el semáforo eterno, la moto que se cruzó con coreografía de suicida, el taxista detenido en modo filósofo contemplativo… y yo, atrapado en mi propio experimento de negación del tiempo. Llegué veinte minutos tarde. Y no fue el retraso lo que dolió. Fue la certeza de haberlo provocado. Recordé, como quien recuerda un verso que suena más a veredicto que a poesía, una frase que escribí hace poco: “No fa...