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Veinte minutos tarde: el fracaso como espejo (estoico)

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  Hay días que parecen intrascendentes… hasta que te dan una lección de vida sin avisar. Hoy fue uno de esos. Y la clase duró exactamente veinte minutos. Tenía una cita importante. De esas que uno no debería —no puede— perderse ni llegar tarde. Pero decidí jugar con el tiempo como si fuera un niño con un encendedor cerca de un charco de gasolina. Salí con lo justo. Justísimo. Ese “justo” que en realidad significa: confío en que el mundo se alinee a mi conveniencia. Spoiler: el mundo no lo hizo. Se acumularon pequeñas tragedias urbanas que, juntas, armaron un coro griego de advertencias: el semáforo eterno, la moto que se cruzó con coreografía de suicida, el taxista detenido en modo filósofo contemplativo… y yo, atrapado en mi propio experimento de negación del tiempo. Llegué veinte minutos tarde. Y no fue el retraso lo que dolió. Fue la certeza de haberlo provocado. Recordé, como quien recuerda un verso que suena más a veredicto que a poesía, una frase que escribí hace poco: “No fa...

La paciencia y la gota que derramó el vaso

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Hay enemigos invisibles que no anuncian su llegada con fanfarria, sino con un dolor sordo, tímido, apenas perceptible. Así fue como llegó la gota a mi vida, disfrazada de una incomodidad matutina en el pie, un signo que, como buen escéptico, decidí ignorar en nombre de la rutina, de los pendientes y de esa absurda creencia de que uno siempre tiene cosas más importantes que atender que su propio cuerpo. La historia, sin embargo, no tardó en demostrarme lo contrario. La incomodidad se tornó en inflamación, y la inflamación en un dolor agudo que me obligó a detenerlo todo: agenda, proyectos, viajes, incluso la capacidad simple de caminar sin rencor al suelo. Hasta aquí, podría haber sido solo el clásico episodio de una enfermedad maldita, de esas heredadas de los banquetes medievales que, para nuestra desgracia, no han pasado de moda. Pero la gota —cruel, como toda dolencia antigua— venía acompañada de una sorpresa farmacológica: una grave reacción alérgica al Etoricoxib, un analgésico mo...