Diarios Estoicos: Sobre la envidia de los otros y la paz de uno mismo

“Cuando alguien te injurie o te odie, o hable mal de ti, acércate a su alma. Penetra en ella, obsérvala. Te darás cuenta de que es un pobre desgraciado, que no puede más que actuar así. Y tú, que has visto el juego entero, no te enojes, no te sientas herido. Son sólo ecos de su ceguera.” — Marco Aurelio, Meditaciones 9.27 (paráfrasis adaptada) Uno no elige a sus enemigos, pero sí elige si va a llevarlos consigo. el ruido que nos lanzan los maliciosos —a veces disfrazado de crítica “constructiva”— hay más frustración que verdad. La envidia rara vez ataca desde la altura; suele brotar desde una esquina oscura, como un murmullo que no se atreve a ser nombre propio. Pero Marco Aurelio nos ofrece una salida: mirar al otro por dentro. No con soberbia, sino con esa compasión que nace de saber que todos —en algún momento— hemos sido pequeños, inseguros o temerosos. El que te envidia está atrapado en un juego que tú ya no juegas. Y por eso no puedes dejar que su veneno marque tu día. Sén...