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Mostrando las entradas con la etiqueta Daniel Noboa

La patria vigilada y una ley de espías

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Cuando Daniel Noboa anunció su cruzada contra el crimen organizado, pocos imaginamos que su verdadera ambición no era combatir a los mafiosos, sino vigilar a los ciudadanos. En un país donde no se pueden garantizar vacunas ni seguridad en las cárceles, el gobierno ha decidido que lo verdaderamente prioritario es montar una agencia de inteligencia con presupuesto secreto, autoridad sin límites y cero rendición de cuentas. Es decir, una versión tropical del Gran Hermano orwelliano, pero con más estética de TikTok presidencial.    La recién aprobada Ley del Sistema Nacional de Inteligencia —promovida con sigilo parlamentario y votada con lo justo, como todo lo que huele a trampa— es una oda al autoritarismo de diseño. Lejos de fortalecer la seguridad, legaliza la vigilancia política sin necesidad de orden judicial, entrega poder absoluto al Presidente para nombrar a su propio espía mayor (con rango de ministro, faltaba más) y permite interceptaciones de comunicaciones por mero an...

Ecuador 2025: Noboa, las bandas y el espejismo del ‘Bukelismo andino’

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Cuando camino por la avenida Colón, donde Quito todavía huele a pan y neblina, el eco de los disparos en Guayaquil parece un sonido llegado de otro planeta. Pero las cifras se encargan de recordarnos que ese planeta se ha mudado al vecindario: 44,5 homicidios por cada 100 000 habitantes convirtieron a Ecuador en líder regional del horror en 2023 y 2024, superando con holgura a México y Honduras. Esa estadística no es solo un telón de fondo: es la banda sonora desafinada de la reciente investidura de Daniel Noboa, un presidente que ha jurado dos veces en 18 meses y que ahora, con un mandato completo, tiene la oportunidad (y el deber) de demostrar que su proclamado “conflicto armado interno” es algo más que un eslogan pintado con brocha militar. De la paz narca de Correa al polvorín de hoy Para entender el presente convulso, hay que retroceder a 2006, cuando Rafael Correa optó por una negociación pragmática con los Latin Kings y los Ñetas. Durante un tiempo, funcionó: en 2017...

Unos anticuerpos llamados “Anticorreismo”

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En un país donde la política parece girar en torno a un solo apellido, el anticorreísmo sigue siendo el pegamento improbable de una mayoría sin forma pero con fondo. ¿Hasta cuándo se puede vivir votando en contra de algo —o de alguien— sin saber realmente a favor de qué estamos? La respuesta evidente: Hasta que Correa deje de merodear la política ecuatoriana como un acosador nocturno. El pasado 13 de abril, en la segunda vuelta de las elecciones presidenciales de Ecuador, ocurrió otra vez: el correísmo perdió. Lo que parecía casi imposible en el tablero político —una candidatura con estructura, base militante, maquinaria electoral y una líder sin pasivos judiciales como Luisa González— fue barrido por un presidente en funciones, con un partido armado desde el poder, sin ideología, con pasivos críticos, pero con una habilidad notable para no ser Correa. Y no lo digo yo. Lo dijo el propio Daniel Noboa al declarar que “el anticorreísmo no representa la mayoría de mi votación”. Qué curioso...