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Diarios Estoicos: La Voluntad Serenísima

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No hay virtud posible sin libertad. Lo que se hace por miedo, por costumbre, por cálculo o por complacer a los demás, podrá ser correcto, útil o incluso necesario. Pero no es honesto. Séneca lo sabía. Y no hablaba desde la comodidad de un filósofo de biblioteca, sino desde el filo constante de la espada de Domiciano, del chantaje político, del exilio, del dolor. Lo que llamamos acción honesta, decía, nace de una voluntad lúcida, no de un deber impuesto ni de un mandato exterior. Cuántas veces actuamos a desgano, por obligación, por no desentonar, por no decepcionar. Aceptamos trabajos, roles, invitaciones, silencios… no porque los hayamos elegido, sino porque tememos lo que podría pasar si no lo hacemos. ¿Y qué queda de nosotros tras esa coacción amable? Un vacío vestido de cortesía. El estoico no rechaza la disciplina, pero sí el sometimiento. Acepta los deberes naturales —con los demás, con la comunidad, con la razón—, pero siempre los filtra por su juicio. Es voluntaria la acció...

Diarios Estoicos: A prueba de adhesivo

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En las grandes superficies de la vida, la fortuna siempre ha sabido presentarse como un descuento imperdible: atractiva, súbita, decorada con papel dorado. Pero si uno escucha con atención —y sobre todo si ha leído algo de Séneca en noches de lluvia o de desvelo—, uno descubre que lo suyo no es dar, sino pegar. Y como los más peligrosos adhesivos industriales, se pega sin pedir permiso. Dice Séneca que “la fortuna no tiene manos largas; a nadie atrapa si no está pegado a ella”. Es una advertencia de las que valen su peso en oro (y justo por eso, sospechosa): ¿y si somos nosotros quienes nos entregamos voluntarios al yugo dorado? ¿Y si la esclavitud más seductora es la que se disfraza de éxito? No es casual que el estoicismo recomiende el salto, el alejamiento, la fuga elegante. No para vivir como anacoretas del siglo XXI, sino para conservar lo único verdaderamente propio: la autonomía del alma. La dignidad de no deberle nada a esa fortuna que hoy te aplaude y mañana te vomita. Alejars...