American Beauty El disco que florece despacio.
No hay prisa.
Ni siquiera el vinilo parece girar: parece respirar.
La aguja baja, pero no irrumpe. Se posa.
Y entonces, sin estridencias, comienza.
Box of Rain.
Una guitarra acústica marca el paso como un río.
La voz no canta: conversa.
La armonía no vuela: camina contigo.
American Beauty no es un disco.
Es una mañana de domingo con pan casero y luz tibia.
Es una flor silvestre que se abre sin permiso en medio del asfalto.
Es la contracultura colgando la chaqueta de cuero, apagando el ácido y diciendo:
“Ven. Siéntate. Escucha esto. Lo hicimos para ti.”
Aquí no hay solos virtuosos ni pirotecnia eléctrica.
Hay pedal steel.
Hay mandolina.
Hay voces que se trenzan como ramas en primavera.
Sugar Magnolia no endulza: ilumina.
Friend of the Devil sonríe desde su tristeza.
Ripple…
Ah, Ripple es eso que uno quiere que le lean al final del camino, cuando ya no queden preguntas.
🪕 Escuchar este disco no es viajar.
Es regresar.
A un lugar que tal vez nunca existió, pero que uno reconoce.
Una casa sin paredes.
Un fuego sin humo.
Una belleza que no necesita mostrar la piel para desnudarte el alma.
Grateful Dead, que venían de los márgenes psicodélicos, aquí decidieron mirar hacia adentro.
Y allí encontraron esto:
Una flor americana.
American Beauty
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