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Mostrando las entradas de junio, 2025

Carta abierta a Primicias En respuesta al artículo “Ley de Inteligencia para dummies” de Felipe Rodríguez Moreno

Quito, 17 de junio de 2025 Señores de Primicias, Presente. He leído con una mezcla de asombro, ironía y preocupación el artículo del abogado Felipe Rodríguez titulado “Ley de Inteligencia para dummies”, publicado el 13 de junio. Su lectura me dejó la sensación de haber asistido a una clase de derecho penal impartida por un entusiasta del poder sin controles, de esos que confunden vigilancia con seguridad y creen que los derechos fundamentales son un lujo escandinavo que Ecuador no se puede permitir. Rodríguez defiende la recién aprobada Ley del Sistema Nacional de Inteligencia con un entusiasmo que raya en lo temerario. Celebra que ahora el Estado pueda interceptar comunicaciones sin orden judicial, obtener datos personales de ciudadanos sin autorización previa y ejecutar operaciones bajo un manto de fondos reservados, sin fiscalización previa de la Contraloría. Todo esto, claro está, en nombre de la seguridad nacional. Nos quiere convencer de que si uno no es narco, corrupto o mafioso...

La felicidad como un choripan perfecto

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La felicidad no siempre llega vestida de gala. A veces se cuela por la puerta trasera, disfrazada de una noche sin mayor pretensión, de un karaoke afinado, de un choripán envuelto que huele a brasas y a infancia. Esa noche —que no era sábado ni era especialmente memorable en el calendario de la historia—, hubo un momento en que el mundo pareció estar bien, aunque solo fuera por un rato. Estábamos entre amigos, bajo la luz indecisa de un par de faroles, con el humo lento de la parrilla dibujando mapas inciertos en el aire. Las risas llegaban desde el cuarto de al lado, donde un cantante profesional pero con alma amateur, con alma y afinación, le declaraba su amor con rock de los ochentas y noventas. En la mesa, las conversaciones flotaban sin rumbo: política, música, enfermedades, hijos, los precios del supermercado. Ninguna epifanía, ningún manifiesto. Solo palabras lanzadas al viento para evitar el silencio. Y, sin embargo, allí estaba. Esa sospecha de que la felicidad podía ser e...

Beck y el lento despertar de los que ya no esperan nada

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La aguja baja. El vinilo gira. Y uno se pregunta si Beck no habrá grabado este disco desde una cabaña escandinava, envuelto en lana cruda, mientras el mundo afuera se desmoronaba lentamente y él decidía no hacer nada al respecto.  Morning Phase no empieza: amanece. Se extiende como una neblina, con acordes que no te exigen nada, pero que, curiosamente, terminan por abrazarte como una manta vieja —de esas que ya no abrigan del todo, pero que uno se resiste a tirar. El disco suena a post-catástrofe emocional. A alguien que ha hecho las paces con su naufragio. A ese momento en que uno deja de buscar explicaciones y se sienta simplemente a mirar cómo se cuela la luz por una ventana que no se ha limpiado en años. Sí, hay algo de Sea Change aquí. Pero mientras aquel era una carta de ruptura enviada con furia y ternura, Morning Phase es más bien el diario de alguien que ya no escribe para nadie, apenas para no olvidarse de sí. Y en esa falta de pretensión, radica su belleza. Los arreglos ...

Diarios Estoicos: Escuchar el doble, hablar la mitad

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  “Tenemos dos orejas y una boca para oír mucho y hablar poco.” — Zenón de Citio, citado por Diógenes Laercio, Vidas de los filósofos más ilustres, 7.19 No es necesario escribir tratados cuando el cuerpo ya lo explica todo: dos orejas, una boca. Esa es la proporción. No hay algoritmo más simple. No hay ecuación más elegante. Dos partes para recibir. Una para emitir. Como si la naturaleza, en un arranque de pedagogía sabia, nos hubiera diseñado con la arquitectura de la templanza. Zenón lo dijo con ironía, claro. Porque los fundadores del estoicismo no eran exactamente ascetas sin humor. Sabían que el silencio es el gran arte incomprendido de esta vida. El joven hablaba demasiado. Como todos los jóvenes, como todos los ansiosos, como todos los que aún no han descubierto que escuchar puede ser más poderoso que convencer. Y eso, que en tiempos de Zenón era ya problema, hoy se ha convertido en epidemia. Hoy hablamos —y escribimos, y posteamos— como si la opinión fuera una obl...

Diarios Estoicos: El arte de cerrar la puerta a tiempo

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  No hay pasión que no llegue con cara de cordero. Tocan la puerta con delicadeza, se disculpan por la hora, traen promesas modestas: solo cinco minutos más, solo esta vez, solo por hoy. Séneca —el viejo zorro romano que aprendió del poder y del abismo— lo sabía demasiado bien. “Ningún vicio llega con espada desenvainada. Todos se excusan. Todos fingen ser huéspedes pasajeros.” Y sin embargo, cuando te descuidas, se mudan contigo. Te reordenan los muebles, te ocupan el sofá, te programan el día. El enojo, la avaricia, la pereza, la comparación venenosa que hoy se disfraza de scroll infinito. Cada uno empieza como una pulsación sutil, pero si no se les enfrenta de entrada, se convierten en dictadores de costumbres. No se trata de moralismo. Es estrategia de vida. Es aprender que muchas de nuestras peores decisiones no fueron errores épicos, sino permisos insignificantes que dimos en días nublados. Un clic. Un desliz. Un “ya que estamos”. La filosofía estoica no nos pide que seamos a...

Los Hermanos Miño Naranjo o cómo aprendimos a amar la patria en do mayor

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  Hay canciones que nos llegan antes que el lenguaje.  Uno no recuerda el día exacto en que escuchó por primera vez “Dolencias” o “Invernal”, porque esas melodías no llegan: se incrustan.  Como el olor a alcanfor de la abuela, como la primera vez que se descascara un cassette con la uña. Los Hermanos Miño Naranjo no son solo un dúo musical: son una cápsula del tiempo, una unidad móvil del alma ecuatoriana, un pequeño ministerio portátil de identidad, despecho y zampoña. Eduardo y Danilo, con sus impecables ternos, sus guitarras bien templadas y ese rango amplio casi místico, se convirtieron —sin decirlo nunca— en cronistas sentimentales del Ecuador profundo.  No del Ecuador oficial, ese de próceres mal esculpidos y retórica inflamada, sino del Ecuador real: ese que canta en fiestas familiares con más emoción que afinación; que guarda el long play en la vitrina del comedor junto a la Virgen del Quinche; que llora sin pudor cuando suenan los primeros acordes del pasil...

Liturgia Progresiva: Steve Hackett entre luces verdes y maderas nobles

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El disco no empieza. Se desata. Bajo la aguja, un mundo que estuvo a punto de no existir se manifiesta con precisión quirúrgica: guitarras acústicas entreveradas con Mellotron, un Phil Collins en voz de niebla templada y un Steve Hackett que, cansado de sostener el decorado barroco de Genesis, decide construirse su propio templo con planos robados a los dioses menores del progresivo pastoral. La escena es doméstica y trascendente a la vez: el clic del VPI Cliffwood, el leve zumbido del McIntosh C27, los primeros compases de “Ace of Wands” estallando como si Peter Gabriel hubiera dejado la túnica en el perchero y se hubiera ido, por fin, a hacer teatro a otro lado. El disco es “Voyage of the Acolyte” (1975) y sí, podemos hablar de una obra menor, lateral, un interregno solista… pero si uno lo escucha como debe ser —vinilo en sala templada, luces bajas, el volumen justo para que tiemble el whisky— entonces el viaje se convierte en algo más. Estación por estación: una guía para no perders...

La patria vigilada y una ley de espías

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Cuando Daniel Noboa anunció su cruzada contra el crimen organizado, pocos imaginamos que su verdadera ambición no era combatir a los mafiosos, sino vigilar a los ciudadanos. En un país donde no se pueden garantizar vacunas ni seguridad en las cárceles, el gobierno ha decidido que lo verdaderamente prioritario es montar una agencia de inteligencia con presupuesto secreto, autoridad sin límites y cero rendición de cuentas. Es decir, una versión tropical del Gran Hermano orwelliano, pero con más estética de TikTok presidencial.    La recién aprobada Ley del Sistema Nacional de Inteligencia —promovida con sigilo parlamentario y votada con lo justo, como todo lo que huele a trampa— es una oda al autoritarismo de diseño. Lejos de fortalecer la seguridad, legaliza la vigilancia política sin necesidad de orden judicial, entrega poder absoluto al Presidente para nombrar a su propio espía mayor (con rango de ministro, faltaba más) y permite interceptaciones de comunicaciones por mero an...

Brian Wilson nos salvó (y no se enteró)

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En la penumbra azul de mi sala, justo cuando la aguja cae sobre el vinilo y el primer acorde de Wouldn’t It Be Nice flota en el aire, algo se acomoda dentro de mí.  Hay discos que uno escucha por placer, otros por costumbre, y unos pocos —muy pocos— porque son el equivalente emocional de una catedral gótica construida con sonidos.  Pet Sounds es eso. Un lugar donde refugiarse cuando el mundo resulta demasiado literal, demasiado ruidoso, demasiado idiota. Afuera, el país sigue desangrándose en titulares. Adentro, Brian Wilson compone con perros que ladran, campanas de bicicleta, secciones de cuerdas que parecen salir de un sueño y líneas de bajo que no caminan: levitan. Mientras los demás Beach Boys seguían creyendo que estaban grabando canciones sobre chicas y surf, Brian construía un monumento sonoro a la vulnerabilidad. Como quien esculpe con lágrimas, con resaca emocional y con ácido lisérgico. Mi copia del disco no es cualquier edición. Es la estéreo de Capitol, prensada c...

Democracias blindadas con cinta adhesiva

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El atentado contra el senador y precandidato presidencial colombiano Miguel Uribe no solo conmociona: confirma. Confirma que en América Latina, el crimen político no es un exabrupto del pasado, sino un método vigente, un recurso táctico en una guerra que no cesa. Porque en esta región —tan dada al eufemismo como a la sangre— matar a un candidato sigue siendo una forma de disputar poder. Uribe fue baleado en Bogotá por un menor de edad que, según las primeras versiones, podría estar vinculado a estructuras criminales con más conexiones que un político en campaña. ¿La cereza del pastel? La Fiscalía no descarta la participación —activa, pasiva o complaciente— de miembros de la propia fuerza pública. Todo muy latinoamericano: aquí los chalecos antibalas te los vende el mismo que entrega tu ubicación. El episodio, por supuesto, nos remite —con escalofrante familiaridad— al asesinato de Fernando Villavicencio en Ecuador, a plena luz del día, en un mitin electoral y frente a cámaras. También...

Entre la luz que no hiere y el sonido que respira: Una noche con Live in Tokyo de Silvia Pérez Cruz y Marco Mezquida

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La aguja toca el vinilo como se roza una herida que ya no duele. Afuera, la ciudad existe como un murmullo contenido; adentro, la sala apenas iluminada por azules quietos y violetas tímidos. Sobre el plato gira Live in Tokyo, y el tiempo, simplemente, se disuelve. Silvia canta. Y no canta para mostrar, ni siquiera para decir: canta para recordar lo que creíamos olvidado. Su voz no vibra: respira. Y lo hace en el oído como un susurro de alguien que se ha desnudado mucho antes de desvestirse. Marco Mezquida no acompaña: habita con ella. Se mueven como dos planetas que decidieron bailar su órbita mutua, sin gravedad más que la del alma. Hay momentos en que el piano no suena: parece pensar. Una nota flota, se pierde, vuelve. El silencio entre las frases —ese arte japonés de lo no dicho— es lo que verdaderamente estructura este disco. Todo lo demás es ornamento. No hay arreglos complejos, no hay adornos innecesarios. Solo lo esencial. Solo lo que puede decirse entre una lágrima que no ca...

Acto por acto: la dignidad en un mundo que no coopera

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“Es preciso que ordenes tu vida acto por acto; y si cada uno de ellos lo haces como debe hacerse, puedes estar satisfecho. Luego nadie puede impedirte que obres como debes. «¿Y si sobreviene algún obstáculo extraño?», preguntarás. No; nada puede impedirte que seas, por lo menos, justo, moderado y razonable. «¿No habrá, quizá, otra circunstancia que me arrebate cualquier medio de obrar?», dirás todavía. En este caso, resígnate ante el obstáculo mismo; obra como te esté permitido, sin protestar, y de ello provendrá luego otra acción, que entrará, igualmente, en el plan de vida que debes seguir.” Marco Aurelio, Meditaciones, 8.32 Hay días en que uno quiere orquestar la vida como una sinfonía bien afinada. Comienzas con propósito: el café se sirve con devoción casi litúrgica, la lista de tareas parece razonable, y hasta el tráfico da señales de clemencia. Pero entonces… ¡bam! Entra el correo que te arruina el zen, el WhatsApp que te lanza a la estratósfera, el funcionario que “no encuentr...

Slow Fire, Sabor Fino: la receta de una marinada y una playlist para asar el alma

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Hay placeres que no se apresuran. Que piden tiempo, atención y cierto ritual. Como asar unas buenas piernas de pollo a la parrilla —jugosas por dentro, crocantes por fuera— mientras suena Bill Withers, canta Chavela Vargas y Lavoe desgrana sus letanías de barrio y destino. En esta casa, cocinar a la brasa no es un trámite culinario. Es una ceremonia menor de las grandes cosas: el fuego, el sabor y la música. Por eso, hoy comparto mi receta infalible de marinada, pero también algo más importante: la banda sonora perfecta para que ese fuego no solo cocine carne, sino también recuerdos, amores y melodías.  🍗 La Marinada del Fuego Lento Ingredientes: 3 cucharadas de yogur natural o kéfir (para ablandar sin invadir) 3 cucharadas de aceite de oliva Jugo de 1 limón 4 dientes de ajo triturados 1 cucharada de mostaza Dijon 1 cucharadita de paprika ahumada  ½ cucharadita de comino Sal y pimienta negra al gusto Opcional (pero aconsejable): 1 cucharadita de miel o azúcar morena Ins...

Diarios Estoicos: Mirada con perspectiva

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“Desde el cielo, los imperios son puntos. Las preocupaciones, ecos lejanos. Y el ego… apenas un susurro que se disipa con el viento.” Luciano de Samósata no fue un estoico, ni falta que le hizo. Fue poeta, satírico, filósofo a su manera: escéptico, burlón, a ratos insolente. Uno de esos hombres peligrosamente lúcidos que hacen temblar a los que se toman demasiado en serio. Pero en su Icaromenipo nos dejó, sin querer queriendo, una lección profundamente estoica: que todo lo humano, visto desde la altura, se vuelve menos trágico, más risible y —a veces— simplemente irrelevante. Menipo, personaje de su invención y alter ego insolente, logra lo que muchos filósofos intentan con tratados: despegar. Con alas prestadas y audacia de pájaro viejo, se eleva por los cielos y contempla la Tierra desde una distancia que no concede indulgencias. Desde allá arriba, los palacios parecen motas de polvo, los generales se confunden con los comerciantes, y las guerras no son más que peleas de patio escola...

Diarios Estoicos La cláusula inversa: cuando fallar no significa fracasar

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“ Los obstáculos son parte de la vida: suceden cosas, aparecen obstáculos en tu camino o las situaciones salen mal… Nuestro progreso puede encontrarse con dificultades o interrupciones, pero la forma de pensar siempre se puede cambiar: conserva el poder de redirigir el camino.” El mundo tiene sus leyes: la gravedad, el tiempo, la estupidez ajena (y propia). Pero tu mente, si está entrenada, puede tener las suyas. Y una de ellas es la llamada “cláusula inversa”. La cláusula inversa no es una salida de emergencia. Es una declaración de soberanía: no puedo controlar el resultado, pero sí puedo decidir cómo responder. Si me traicionan, no escribiré una tragedia griega. Escribiré un aprendizaje. Si pierdo el trabajo, escribiré un nuevo propósito.  Si el sistema se cae y se pierde todo mi archivo, escribiré desde cero. Y mejor. No es resignación. Es un honor redirección. Los estoicos no eran blandos ni cínicos. No te dirían: “todo pasa por algo”. Te dirían: pasa, y ahora te toca a ti act...