Diario cervantino desde Alcalá: Entrada 1 – Una mujer de pelo azul me abre la puerta
Me instalé en la Casa de la Novicia Mayor, justo donde la Calle Mayor se vuelve murmullo y sombra. Subí las escaleras con ese cansancio que ya no viene del cuerpo, sino del traslado entre tiempos. Y ahí estaba ella: en la pared, observando.
Pelo azul, ojos geométricos, boca sin urgencias.
No hablaba. No necesitaba hacerlo.
Su mirada tenía algo de pacto: “no haré preguntas, si tú tampoco”.
Entendí que no estaba en una habitación de alquiler.
Estaba dentro de un cuadro habitado.
El cielo pesa distinto aquí
La tarde colgaba con cierta densidad sobre la Torre de Santa María. No hacía calor, pero el aire se sostenía como un vidrio mal cortado. Las nubes, espesas y teatrales, parecían contener una promesa de tormenta que nunca se cumple.
No había turistas. Solo un señor con su nieta, señalando algo que yo no alcancé a ver.
Quizás el gesto bastaba.
Alcalá, como ciertos libros, se abre por la mitad sin necesidad de entender la portada.
El pan merece un párrafo
En La Zarza, uno no come: entra en un ritmo.
Primero llega el pan.
Ese pan.
No es acompañante. Es prólogo.
Crujiente, cálido, con esa fragilidad exacta que solo los hornos honestos saben dar.
Lo parten con cuidado, como si fuera una decisión política.
Luego, los platos.
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La sardina ahumada, limpia, directa, sin florituras.
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El taco de carrillera, jugoso y suave, con el humor de quien ha cocido a fuego lento no solo la carne, sino también la espera.
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La croqueta de callos, que no disimula nada. Dice lo que es, y lo dice bien.
El vino llegó tarde, como llegan los amigos de verdad.
Y la luz —una mezcla de ámbar y sombra— lo envolvía todo en una especie de complicidad lenta.
El detalle que se repite
Salí y caminé. Volví a pasar bajo la torre. Vi la misma nube. Escuché a la misma paloma.
A veces las ciudades hacen eso: te prueban.
Quieren saber si estás dispuesto a verlas más allá del cliché.
Yo venía con los ojos abiertos, pero el alma algo dormida.
Ella -la de pelo azul, la del cuadro- me está ayudando a despertarla.
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