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Entre la luz que no hiere y el sonido que respira: Una noche con Live in Tokyo de Silvia Pérez Cruz y Marco Mezquida

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La aguja toca el vinilo como se roza una herida que ya no duele. Afuera, la ciudad existe como un murmullo contenido; adentro, la sala apenas iluminada por azules quietos y violetas tímidos. Sobre el plato gira Live in Tokyo, y el tiempo, simplemente, se disuelve. Silvia canta. Y no canta para mostrar, ni siquiera para decir: canta para recordar lo que creíamos olvidado. Su voz no vibra: respira. Y lo hace en el oído como un susurro de alguien que se ha desnudado mucho antes de desvestirse. Marco Mezquida no acompaña: habita con ella. Se mueven como dos planetas que decidieron bailar su órbita mutua, sin gravedad más que la del alma. Hay momentos en que el piano no suena: parece pensar. Una nota flota, se pierde, vuelve. El silencio entre las frases —ese arte japonés de lo no dicho— es lo que verdaderamente estructura este disco. Todo lo demás es ornamento. No hay arreglos complejos, no hay adornos innecesarios. Solo lo esencial. Solo lo que puede decirse entre una lágrima que no ca...

Acto por acto: la dignidad en un mundo que no coopera

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“Es preciso que ordenes tu vida acto por acto; y si cada uno de ellos lo haces como debe hacerse, puedes estar satisfecho. Luego nadie puede impedirte que obres como debes. «¿Y si sobreviene algún obstáculo extraño?», preguntarás. No; nada puede impedirte que seas, por lo menos, justo, moderado y razonable. «¿No habrá, quizá, otra circunstancia que me arrebate cualquier medio de obrar?», dirás todavía. En este caso, resígnate ante el obstáculo mismo; obra como te esté permitido, sin protestar, y de ello provendrá luego otra acción, que entrará, igualmente, en el plan de vida que debes seguir.” Marco Aurelio, Meditaciones, 8.32 Hay días en que uno quiere orquestar la vida como una sinfonía bien afinada. Comienzas con propósito: el café se sirve con devoción casi litúrgica, la lista de tareas parece razonable, y hasta el tráfico da señales de clemencia. Pero entonces… ¡bam! Entra el correo que te arruina el zen, el WhatsApp que te lanza a la estratósfera, el funcionario que “no encuentr...

Slow Fire, Sabor Fino: la receta de una marinada y una playlist para asar el alma

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Hay placeres que no se apresuran. Que piden tiempo, atención y cierto ritual. Como asar unas buenas piernas de pollo a la parrilla —jugosas por dentro, crocantes por fuera— mientras suena Bill Withers, canta Chavela Vargas y Lavoe desgrana sus letanías de barrio y destino. En esta casa, cocinar a la brasa no es un trámite culinario. Es una ceremonia menor de las grandes cosas: el fuego, el sabor y la música. Por eso, hoy comparto mi receta infalible de marinada, pero también algo más importante: la banda sonora perfecta para que ese fuego no solo cocine carne, sino también recuerdos, amores y melodías.  🍗 La Marinada del Fuego Lento Ingredientes: 3 cucharadas de yogur natural o kéfir (para ablandar sin invadir) 3 cucharadas de aceite de oliva Jugo de 1 limón 4 dientes de ajo triturados 1 cucharada de mostaza Dijon 1 cucharadita de paprika ahumada  ½ cucharadita de comino Sal y pimienta negra al gusto Opcional (pero aconsejable): 1 cucharadita de miel o azúcar morena Ins...

Diarios Estoicos: Mirada con perspectiva

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“Desde el cielo, los imperios son puntos. Las preocupaciones, ecos lejanos. Y el ego… apenas un susurro que se disipa con el viento.” Luciano de Samósata no fue un estoico, ni falta que le hizo. Fue poeta, satírico, filósofo a su manera: escéptico, burlón, a ratos insolente. Uno de esos hombres peligrosamente lúcidos que hacen temblar a los que se toman demasiado en serio. Pero en su Icaromenipo nos dejó, sin querer queriendo, una lección profundamente estoica: que todo lo humano, visto desde la altura, se vuelve menos trágico, más risible y —a veces— simplemente irrelevante. Menipo, personaje de su invención y alter ego insolente, logra lo que muchos filósofos intentan con tratados: despegar. Con alas prestadas y audacia de pájaro viejo, se eleva por los cielos y contempla la Tierra desde una distancia que no concede indulgencias. Desde allá arriba, los palacios parecen motas de polvo, los generales se confunden con los comerciantes, y las guerras no son más que peleas de patio escola...

Diarios Estoicos La cláusula inversa: cuando fallar no significa fracasar

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“ Los obstáculos son parte de la vida: suceden cosas, aparecen obstáculos en tu camino o las situaciones salen mal… Nuestro progreso puede encontrarse con dificultades o interrupciones, pero la forma de pensar siempre se puede cambiar: conserva el poder de redirigir el camino.” El mundo tiene sus leyes: la gravedad, el tiempo, la estupidez ajena (y propia). Pero tu mente, si está entrenada, puede tener las suyas. Y una de ellas es la llamada “cláusula inversa”. La cláusula inversa no es una salida de emergencia. Es una declaración de soberanía: no puedo controlar el resultado, pero sí puedo decidir cómo responder. Si me traicionan, no escribiré una tragedia griega. Escribiré un aprendizaje. Si pierdo el trabajo, escribiré un nuevo propósito.  Si el sistema se cae y se pierde todo mi archivo, escribiré desde cero. Y mejor. No es resignación. Es un honor redirección. Los estoicos no eran blandos ni cínicos. No te dirían: “todo pasa por algo”. Te dirían: pasa, y ahora te toca a ti act...

Diarios Estoicos. Tu espíritu es intocable: una meditación desde Marco Aurelio hasta los semáforos en rojo

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“Si tu espíritu no lleva a cabo las funciones que le están encomendadas, nadie, sino tú, es quien lo impide. Porque ni el fuego, ni el hierro, ni el tirano, ni la infamia, ni ninguna otra cosa lo alcanzan.” — Marco Aurelio, Meditaciones, 8.41 No hay excusa externa. No hay evento, tragedia, personaje o circunstancia capaz de impedirte actuar con justicia, pensar con claridad y vivir con propósito. Lo que puede fallar no es el mundo, sino tu alineación con él. Y sí: esta es una frase severa. Pero también profundamente liberadora. Porque si el obstáculo eres tú… también eres la solución. Fuego, hierro y tráfico: las formas modernas del combate estoico No todos enfrentamos guerras de frontera como Marco Aurelio. Pero todos —cada día— peleamos nuestras propias batallas pequeñas: Un semáforo eterno y un reloj que avanza con crueldad. Una conversación que se torna agresiva por WhatsApp. Una reunión que empieza con media hora de retraso. Una fila interminable en la farmacia. Una crítica que no...

Camellos, lunas y cisnes: una travesía progresiva en dos actos

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La noche cae con una llovizna imprecisa en mi ventana. El vinilo gira, lento, ceremonioso, como si supiera que está convocando no solo a Camel sino a una parte de mí que había dejado en pausa. Afuera, Quito respira con neblina y pan caliente. Adentro, los primeros acordes de The Snow Goose llenan la sala, esa donde habita mi alma audiófila, y donde el pasado vuelve a sentarse conmigo sin pedir permiso. The Snow Goose (1975) siempre me pareció una rareza sublime. Una especie de álbum de cuentos sin narrador, donde cada instrumento murmura la historia de Fritha y Rhayader como si fueran recuerdos más que melodías. No hay letra, pero hay un relato. No hay voz, pero sí emoción. Camel logra aquí una especie de miniatura sinfónica que no necesita explicarse. Es el equivalente musical a dejarse caer sobre la hierba fría de la infancia, escuchando cómo los patos cruzan el cielo. La primera vez que lo escuché fue en las ondas difusas de una FM que parecía emitir solo cuando la luna tomaba la pa...

La memoria selectiva del poder: voceros, megáfonos y fantasmas del pasado

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El gobierno de Daniel Noboa recicla los manuales del correísmo más feroz en su estrategia de comunicación, mientras pretende venderse como modernidad sin pasado. Pero los tuits (y los fantasmas) no olvidan.    En la política ecuatoriana, como en las malas telenovelas, siempre hay personajes que uno juraba haber visto por última vez en el capítulo final de la temporada anterior. Pero no. La memoria es frágil y el poder es reincidente. Esta semana, el gobierno de Daniel Noboa nos obsequió un giro argumental digno de archivo: la designación de Carolina Jaramillo Garcés como nueva vocera oficial.  Una comunicadora que ha hecho carrera despotricando contra periodistas, calificando de “insecto” a uno, de “pendejo” a otro, y de “seudoperiodista extorsionador” a Fernando Villavicencio. Todo esto, mientras denunciaba un supuesto #ApagónMoral mediático —como si el único interruptor de la ética lo tuviera ella. Nada contra las opiniones fuertes.  Pero cuando la encargada de com...

Ecuador 2025: Noboa, las bandas y el espejismo del ‘Bukelismo andino’

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Cuando camino por la avenida Colón, donde Quito todavía huele a pan y neblina, el eco de los disparos en Guayaquil parece un sonido llegado de otro planeta. Pero las cifras se encargan de recordarnos que ese planeta se ha mudado al vecindario: 44,5 homicidios por cada 100 000 habitantes convirtieron a Ecuador en líder regional del horror en 2023 y 2024, superando con holgura a México y Honduras. Esa estadística no es solo un telón de fondo: es la banda sonora desafinada de la reciente investidura de Daniel Noboa, un presidente que ha jurado dos veces en 18 meses y que ahora, con un mandato completo, tiene la oportunidad (y el deber) de demostrar que su proclamado “conflicto armado interno” es algo más que un eslogan pintado con brocha militar. De la paz narca de Correa al polvorín de hoy Para entender el presente convulso, hay que retroceder a 2006, cuando Rafael Correa optó por una negociación pragmática con los Latin Kings y los Ñetas. Durante un tiempo, funcionó: en 2017...

Una noche de agosto (en junio) en Quito con Neil Diamond

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  No estamos en Los Ángeles. No hay Greek Theatre. No hay multitudes rugiendo. Pero está mi tornamesa girando lentamente. Está Neil Diamond, de pie, con la camisa abierta y el pecho iluminado por reflectores de otro tiempo. Está esa noche caliente—de agosto, aunque aquí sea junio y llueva—convocada en la aguja, en el groove, en la memoria. Hot August Night no es simplemente un disco en vivo. Es un manifiesto de exceso, de teatralidad y de oficio. Neil Diamond no canta: predica, declama, seduce. Dirige una orquesta como quien doma una tormenta. Y todo eso, grabado en 1972, aún vibra con una intensidad que no se apaga, ni siquiera en los sistemas más modernos. Pero en el mío—con válvulas encendidas y cápsulas obedientes—esa energía se transforma en algo físico. Orgánico. Como si el Greek Theatre se armara con cada nota aquí, en mi sala. ¿Es kitsch? Claro. ¿Es desmesurado? Por supuesto. Pero también es honesto. Tan honesto como la forma en que Neil...